Somos muy inquietos, no sólo como banda, sino como personas. Una inquietud que los ha llevado desde el rock, hasta el funk, hasta el estudio de grabación y los pasillos del Metro de la Ciudad de México. Así lo expresó Ernesto, representante de la banda Sueño Inmoral, la cual, con tintes de funk, pop y un espíritu indie, se enmarcan en la nueva tradición del rock argentino.
Con tres álbumes, Sueño Inmoral ha trazado un camino dentro del rock del Cono Sur. A través de su debut Pasos prohibidos en 2011, dejaron en claro la intención de nunca quedarse estáticos. Pero fue hasta su regreso en 2017 con Roce que definieron un estilo propio, el cual bebe de la exploración sonora y la comunión entre los sonidos y diferentes influencias de Ernesto, Ariel y Malco.
Ahora, con Deja Vu, su más reciente álbum, estrenado en 2022, Sueño Inmoral aprovecha este ensayo de cruce de influencias para hacer un comentario sobre la permanencia de los recuerdos. Un tema a partir del cual entendemos que los últimos tres años de nuestra vida, marcados por la emergencia global, nos dejaron fuertes reflexiones sobre la ilusión del tiempo y la futilidad de las relaciones.
“Al ser hecho en plena pandemia, el disco habla sobre muchas cosas de esas. A nosotros nos gusta asumirlo como fábulas de amor y desamor. El disco en sí, en su desarrollo conceptual se basa en esas situaciones que uno pasó en la pandemia, porque no fue común para el mundo. Deja Vu es un poco eso, es volver a empezar”, explica Ernesto.
Un EP de remixes, un paso lógico
Deja Vu, de esta forma, es el puente que la banda tendió entre la época pandémica y el porvenir. No sin antes, por supuesto, experimentar y demostrar su inquietud y hambre como artistas al arriesgarse con un EP compuesto enteramente por remixes, que trasladan sus temas del rock a la música de baile.
“Nos pareció bastante bueno incursionar en ese tipo de música, estudiarla, entonces resultó ese EP de cuatro temas. Nos pareció que estaba buenísimo hacerlo. Además, nos gustó la idea de poder hacerlo solos, sentarnos a escuchar y estudiar. Somos bastante inquietos musicalmente”, explica el músico.
En los pasillos del Metro CDMX
Esa inquietud es la que trajo a Sueño Inmoral por una breve gira en la Ciudad de México que, atendiendo los criterios de volver libre el arte para el alcance de la ciudadanía —al menos, según la lectura de quien escribe estas líneas— recorrió las calles de la capital y algunas estaciones del Metro.
Así, entre octubre y noviembre, el grupo se ha presentado en la Glorieta de los Insurgentes, así como las estaciones Guerrero, Ciudad Azteca, Copilco, Tacubaya y cerrará este 17 de noviembre en Insurgentes Sur. “Somos países primos, lo único que nos separa es una cuestión de lejanía, pero siempre quisimos venir; México es un país culturalmente muy rico”, explica Ernesto.
La presencia de un grupo argentino refuerza esta conexión con el público mexicano, al descentralizar el acceso al rock internacional al acercarlo al coste de un pasaje. “Me parece que ustedes tienen algo que no he visto en otros lados: esto de que con un pasaje la gente pueda escuchar cuatro o cinco bandas. Más allá de descubrir nueva música es desconectarse del día a día. Es una experiencia única”.
“Cuando uno es artista y se dedica a esto, uno quiere tocar; entonces, cualquier lugar donde a uno lo dejen tocar bajo cualquier condición siempre va a estar bien. Así sea un venue grande, un venue chico o una plaza donde, después de muchos años a generaciones completas no les permitieron expresarse… Los felicito por tener esos espacios”.
La gira por México cerrará la época Deja Vu de Sueño Inmoral, y alista al grupo para lo que viene. “Planeamos cada álbum de forma diferente, obviamente manteniendo la esencia. En este nuevo disco planteamos la idea de plasmar lo que se transmite en los conciertos en vivo. Será un disco que tendrá otra energía”.